El dinero que necesita para su supervivencia se encuentra ahora mismo en bolsillos de particulares y de negocios ajenos. Los particulares con dinero, o tienen negocio o los consideramos negocio, y así lo cuadramos, su supervivencia depende de
Los negocios ajenos
El dinero vuela a donde huele que puede hacer más dinero, a las oportunidades. Siempre en grupo, ecosistemas, pero unos más rápido que otros, competencia. Los ecosistemas llevan un apellido relativo al tipo de oportunidades al que se dirigen. En cada vuelo los viajeros son distintos pero los subgrupos se mantienen:
Socios
Hay una conexión financiera entre ellos. Comparten capital y riesgo antes y, por lo tanto, beneficios o pérdidas después de sus intentos de negocio conjuntos. Llámeles UTE’s, alianzas, joint-ventures, partnerships, cooperativas, etc.
Proveedores
Salvo que adopte un autogobierno radical o los convierta en socios es fácil que se deje parte de su dinero en negocios de asesoramiento, financiación, marketing, información, empleo, formación…
Interesantes
Negocios satélites con los que no hay transacción financiera pero de interés para el ecosistema, le mantienen o vitalizan. Sería esta la relación entre las GAFAs (Google, Apple, Facebook, Amazon…) y los millones de desarrolladores de apps o entre las redes sociales (Twitter, Linkedin, etc.) y los millones de gurus de la marca personal e influencers.
Interesados
Los negocios interesados en entrar en alguno de los grupos anteriores. Un montón, con o sin oferta y haciendo su ruido.
Competidores
Cualquiera de los anteriores pueden serlo o volverse incluso en el mismo vuelo.
Los marketings ajenos
Unos y otros van a intentar transacciones en las mejores condiciones para ellos y mantenerlas. Las condiciones dependen en buena medida de la información disponible por las partes así que la discreción en los negocios es la norma, por la competencia, por los clientes, por Hacienda, por ignorancia… De paso se alimenta a los negocios de la investigación: ratings, due diligences, valoraciones, auditorías, pericial, forense, inteligencia, seguridad, detectives…
Desde el punto de vista de la protección de sus negocios, de la excitación del apetito de los consumidores por sus productos y servicios y la iniciación de preventas la emisión de marketing es mucho más interesante que la de información, aunque respete la apariencia de esta e incorpore un % de datos impreciso. De la ducha permanente de marketing ajeno que recibimos nos permitimos llamar la atención sobre los siguientes mecanismos.
Los conceptos
Son productos de temporada. Se empaqueta un contenido semántico difuso y amplio, ni siquiera nuevo, fácil de entender para que enganche, no necesita relación con la realidad, pueden y suelen ser irrefutables y, en general, son prescindibles. Los conceptos ahorran esfuerzo intelectual, reducen el temor a la incertidumbre en cuanto que ordenan el pensamiento, orientan, sirven de referencias para la comunicación y se pueden utilizar como anzuelos, ver punto siguiente. Se hinchan con el uso y la popularidad, con un clic, lo que justifica la denominación de “globos”, la adhesión acrítica y el silencio táctico de los demás. Un globo potente es la transformación digital. Otros, el talento, la empleabilidad, la marca personal, la pasión, los sueños, el emprendimiento… Encadenando varios conceptos mediante relaciones lógicas se obtiene una conceptología, y de ahí a las ideologías y otras alucinaciones no hay más que un paso.
Reconcepto "Smart Working" (teletrabajo), anzuelo de editorial jurídica, publirreportaje en medio digital
Los anzuelos
Son oferta atractivas y aparentemente gratuitas utilizadas para obtener contraprestaciones no asociadas a la oferta. La telecomunicación gratuita en las redes sociales es un anzuelo para la recogida gratuita y el comercio de los datos personales. La visibilidad ante reclutadores es el anzuelo de las redes sociales profesionales para conseguir nuevos usuarios y alargar el tiempo de uso de la red. Los contenidos basura en medios digitales atraen audiencia que se rentabiliza con publicidad. Muchos anzuelos son sociales, mucho más baratos. La empleabilidad ayuda a vender másters y cursos varios. El lamento, puro antimarketing personal, lo premia el algoritmo de Linkedin si genera debate y participación, y así más horas de uso de red. La identidad por afiliación o rechazo, un sólo clic, se utiliza para animar campañas políticas y de grupos de presión. El ambiente de startup, la disrupción y la pasión son intentos de anzuelo para salarios más bajos en empresas digitales.
La ingraciación
Este barbarismo lo utilizamos para designar todos los mecanismos por los que un negocio te acepta como miembro de una tribu antes de que tu lo decidas, asumiendo que ellos representan a esa tribu y sus conceptos, que esa pertenencia es de valor para ti y que por cortesía no la vas a rechazar inmediatamente. ¿Quién se resiste al simpático o simpática, positivo, sonriente, cool, popular, que te acoge como si fueras de los suyos y te refuerza masivamente? ¿Cuánto tiempo te hace perder tu vanidad hasta que aclaras si viene con una propuesta de colaboración, de competición o de venta?
La colaboración social media
Hablamos de la colaboración involuntaria de todos, usted también, con el marketing ajeno. Ahora es imposible no hacer marketing. Basta un clic para apoyar o rechazar una idea, imagen, producto, persona, tribu, basura… Con un clic, acumulado al de otros, generamos popularidad y servimos a agencias de marketing, community managers, fabricantes, distribuidores… Con un clic engordamos conceptos ajenos que nos vuelven como recomendaciones de consumo online, como cortinas que desvían nuestra atención de datos que necesitamos o como inputs aéreos que aceptamos descuidadamente en nuestras propuestas de servicio y colaboración, tan necesarias para encontrar trabajo, desorientándolas.
Las tribus
Son grupos que intentan vivir de un concepto, aunque no tenga ninguna demanda externa, constituyéndose en élites representantes a base de un marketing desaforado del concepto y de los otros miembros y ataques agresivos o silencios a las críticas o comentarios externos no validados por la tribu, que atribuyen a «trolls».
El marketing de la tribu lo alimentan sus novicios, aspirantes nacionales o provinciales, que deben probar su fe actuando de infantería conceptual, con marketing radical del concepto y de sus cabecillas como gurus o expertos, que estos remuneran con retuits para amplificar el ruido y atraer curiosos.
Mecanismos de automarketing: «lujazo», «equipazo», jornadas, eventos anuales, día del…, rankings de autores «imprescindibles» o «mejores contenidos» del mes/año…
Actualizado 18/03/2018
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