Una de las posibilidades que ofrecen los medios sociales es confirmar y difundir vía online la reputación profesional que te has labrado día a día a lo largo de años. Sigue vigente el viejo riesgo de que tú mismo, un traspié lo tiene cualquiera, tires por la borda ese trabajo de años. El impacto del traspié se multiplica ahora con la difusión online que alcances.La reputación profesional nunca ha sido un producto personal sino una resultado multilateral, con una importante participación de los testigos o interesados que te rodean. Lo que ha cambiado dramáticamente son las facilidades que tienen éstos ahora para influir en ella, dañarla o destruirla. La red permite colocar, anónimamente o a cara descubierta, contenidos injuriosos y calumniosos sobre cualquier profesional que sean lo primero que encuentre cualquier potencial cliente navegando por la red. Y entonces ¿qué? Entonces te puedes llevar algunas sorpresas respecto a lo que se escribe sobre reputación online aplicada a personas.
La reputación profesional es única
No hay reputación online y offline, es sólo una. Hemos presenciado ataques entre competidores que parecían querer eliminar definitivamente al atacado. Aún tratándose de profesionales, detrás puede haber una guerra entre redes de contactos con viejas historias entre ellas y alianzas complejas e inseguras dentro de ellas, que buscan un objetivo concreto. Se utilizan medios online porque son asequibles y muy eficientes, i.e. dañinos, pero son sólo un arma de la guerra total. Para un atacado, al otro lado hay alguien que le quiere quitar algo. La distinción online/offline le es irrelevante.
La crisis no es un asunto de marketing
Una campaña de ataques puede conseguir que tu teléfono deje de sonar, que tu facturación tienda a cero o que tu presencia en la empresa pase de brillante promesa a calvario inesperado. Son tus operaciones, tus ingresos o tu futuro. En esas circunstancias el comportamiento de un atacado puede ser de lo más irracional. La duda resquebraja la confianza en tu red de contactos. ¿Cuántos practicarán la inhibición estratégica? ¿Cuántos colaboran tácitamente con el atacante? ¿Cuándo el ‘incondicional apoyo’ de tus socios se tornará en ‘apoyo insostenible’ y colaboración no viable? No hay que descartar que intentando salvar las fidelidades más indispensables tengas que saldar ahora viejas deudas o hacer desembolsos nunca pensados. Así es el networking. Tampoco es de despreciar el descontrol emocional que las circunstancias generan y el abandono de tu actividad regular que éste y los intentos de defensa pueden traer consigo. La crisis es un problema de comportamientos antiguos y presentes.
Idas y venidas
Los primeros episodios te los comes tú solo. Si no haces una tontería en los primeros días, el apoyo de los socios incondicionales, tus familiares, puede ayudar a sedimentar tus reacciones y convencerte de que el otro no tiene razón. Algún familiar te puede crear un facebook para contrarrestar los ataques y denunciar con pruebas la falsedad de los mismos o atacar con ganas al atacante, todo con una difusión mínima. No tardas en ir a la policía, que toma nota, te emborrona la línea entre libertad de expresión y calumnias y difamaciones y te carga con el peso de la carga. Así llegas a los primeros abogados y los primeros desembolsos. Los que te hacen una nota desmintiendo las razones de los ataques y amenazando con acciones legales. Si tienes web o blog donde publicarla, bien y si no… Luego, los especialistas en derecho en internet para que te fundamenten por qué no pueden hacer nada. Más tarde los de delitos contra el honor para iniciar las demandas. Después, los segundos abogados contra el honor que te recomienda un amigo porque ganan todas las demandas y más desembolsos para que no te posterguen ante clientes más célebres, y más dedicación por tu parte, porque toda la documentación se la tendrás que preparar tú. El tiempo corre y los ataques continúan. También puedes intentar el contraataque con periodistas profesionales y conseguir que la versión que sale te favorezca o no.
La monitorización de los ataques
Y un día te llama un vidente y te dice que tienes un enemigo y que por una indecente cantidad te libra de él. Claro, una persona con cierta formación desconfía de un vidente y no paga porque le digan lo que ya sabe y sufre, pero sí puede contratar a otros dos videntes para confirmar las referencias del primero. Así son las crisis. Luego alguien te habla de las agencias de reputación online y llamas a una de las grandes, tan grande que te envían una jovencita cuyo única preocupación es convencerte de que a pesar de su juventud es una experta en monitorización, posicionamiento SEM-SEO y desbancamiento de los contenidos agresivos de los primeros lugares de Google… Así que la haces salir de la sala. Tú mismo comprendes que vas a tener que abrir o actualizar tu web o el blog que tenías a medias para hacer oir tu voz en el mercado y olvidas a los dos webmasters que ya tenías e inicias otro peregrinaje empezando por el hijo de tu vecino que te da a elegir entre 1000 webs prefabricadas todas con posicionamiento SEO optimizado y monitorización gratuita. La abogada también te envía con la mejor intención a su webmaster, que se presenta con un estudio de monitorización de 30 páginas que te regala y sugiere abrir un blog, un Facebook y un Twitter para desbancar los contenidos agresivos de los primeros lugares de Google. Resulta que la monitorización es gratis. Da igual. Un copia y pega de un discurso fuera del tiesto. En una crisis el atacado ya sabe tanto de sus ataques que por pura salud mental no quiere saber ni una palabra más de ellos y, en todo caso, contratará a dos videntes.
Desbancar en Google a los contenidos agresivos
Es una de las defensas de los expertos en gestión de reputación online cuando se les critica que no gestionan, que sólo monitorizan. Dicen que desplazan los contenidos agresivos de los primeros lugares en Google. La candidez del propósito choca con la realidad que hemos conocido: el atacante online sabe dónde se mete, cuenta con más medios, tiene más difusión y más red de apoyos y más capacidad de generar y posicionar contenidos que el atacado. Tampoco hemos encontrado santos atacados por diablos, así se defende cualquiera, sino guerras entre pecadores que hurgan en los restos del pecado, y la basura siempre se posiciona mejor en Google que los actos de contrición y propósitos de enmienda online, que nunca dan resultados offline de la noche a la mañana.
La marca y la viralidad
Los community managers son ubícuos actualmente y, dependiendo de lo entrampado que estés con tus socios, te puedes ver trabajando con varios. Imagen positiva, marca personal, conversación y viralidad. Esto quiere decir que te van a abrir y gestionar un nuevo facebook y un twitter y que uno por turno va a escribir cada día una frase del tipo ‘Jo, como me mola fulanito’, que eres tú, y los otros tres amigos le van a dar al ‘me gusta’ correspondiente. Que sepas que fulanito podría ser una pasta de dientes o un televisor de plasma. Y si fueras un abogado con experiencia en defensa de pedófilos o un enterrador, que sabemos que no lo eres, también. Lo hemos visto. Tu atacante se partiría de la risa y te abriría un hashtag #afulanitolevacilanloscommgrs. ¿Más discurso fuera del tiesto? Según qué discurso. Como ves, hay uno que sí funciona: el empleo está en la red, cuando estás entrampado, enredado, pero sólo hasta que te libres de tus ‘socios’.
Especialistas anticrisis
Cuando te duele una muela, vas a un dentista. Si te atacan tus socios ¿a quién vas? En la línea de salida hay abogados, policías, informáticos, especialistas SEO, videntes, community managers, sicarios, psicólogos, expertos en ORM, diseñadores web, mccormicks, detectives, consultores estratégicos… participantes viejos y nuevos. Una buena crisis te puede trastocar la conciencia del problema, las causas, las soluciones, los nuevos problemas que vas creando, y pedir un nueva web, que te coordinen a todos tus responsables de comunicación, que te libren de los solucionadores de los que no te consigues librar, que anules al atacante, que te creen la cartelería, que te oigan 24 horas al día y estén en tu oficina 16, y sin decirlo, que les defiendas de sí mismos. Pura polivalencia. En algo coincidimos todos, más vale prevenir y todavía estás a tiempo. Pero si entras en el fango, autogestión es la solución.
Vale la pena tener en cuenta todos los consejos que ofrecéis en esta entrada. Muchas gracias por compartirlos.
Saludos a tod@s.
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Gracias por la recomendación.
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