Estamos saliendo de la época en que un CV y un clic eran suficientes para sobrevivir. Los tiempos laborales son otros. La experiencia como antigüedad está totalmente devaluada. Lo digital está cuestionando todo. Los trabajos, las profesiones y los negocios son cada vez más líquidos. El mercado de servicios temporales está saturado de profesionales ‘sólidos’ y recién llegados que, paradójicamente, no cubren las necesidades actuales.
¿Qué hacer? ¿Recolocar el mismo producto? ¿Darle más visibilidad? ¿Seguir la pasión o la idea ciega? No funciona. Responder al mercado y a su lógica de negocio con la lógica del trabajo, la lógica monoproducto, es provocar su versión más cruel, te expulsa. Estamos en la era del cliente.
A nuevo escenario, nuevas soluciones para nuevas esperanzas: lógica de negocio para empresas unipersonales de servicios, con el cliente por delante. Lógica de negocio que no es lógica de empresario sino lógica de participante, compatible con la persecución de la nómina o con el multinegocio personal. La solución a un negocio en dificultades no es enviar más CVs, sino revisar el negocio, hay otros elementos a gestionar para encarrilarlo.
La supervivencia está siendo ya la colaboración rentable entre negocios, nuevos y viejos, resultado de la gestión competitiva de ofertas a determinadas demandas. El profesional participa en esa tensión como otra empresa, unipersonal en un principio, refinando su negocio para orientarse en ese ecosistema de oportunidades y evolucionar su catálogo y formato de servicios para que la monetización de su know-how sea óptima en cada momento además de sostenible personalmente.