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Unilateralidad, bilateralidad y supervivencia

Un viajecillo a la bilateralidad. Residimos en la unilateralidad, que es cómoda pero fastidiosa. Unilateral para entendernos es la visión del niño que ve el mundo por un agujerito y da su versión o ilusión libre, como si no fuera a pasar nada, aunque vaya desnudo. La bilateralidad asume que puede haber alguien por ahí con una visión unilateral diferente sobre el mismo hecho y el riesgo de que la resultante para un tercero no sea ninguna de las dos. Cuando el niño contempla la amenaza de bilateralidad su visión se hace adolescente. Y cuando llega a ponerse en la visión del otro o anticiparla, reconoce la interacción, negocia la parte de culpa y de solución, es que va camino de ser adulto, que es lo que algunos dicen que hay que intentar ser para sobrevivir estos días.

La bilateralidad tiene manifiestaciones como el principio de contradicción; en un tribunal la sentencia remata las posiciones de dos partes. Los marcianos hablaban de tecis y antítecis y amenazaban con la síntecis. El post «el matrimonio no es para tí» lleva 24 millones de visitas quizás por recordar que la bilateralidad existe, el matrimonio es para la persona con la que te has casado. Son solo tres muestras de que la bilateralidad no es un estado natural. La multilateralidad sería una virguería que dejamos para otro día.
bosque otoño niebla

El viaje a la bilateralidad, tan recomendable, no es fácil. En nuestra comarca, la del trabajo o el buscarse la vida en la era post-nómina, la unilateralidad casi ahoga. Unilateral es la publicidad y la propaganda de empresa, llámese marketing o social media, pero eso importa menos porque forma parte de «ellos», los malos de siempre. Es más llamativo la parte de acá, la pretensión de muchos de los nuestros, los candidatos a supervivientes, de que somos «los buenos» a priori.

Somos «los buenos» todos, en bloque. Ponerlo en duda es agresivo. Esta duda es de otra comarca. Entre nosotros, conmiseración. Los malos «nos» están haciendo esto. Una fiesta a la que se apuntan algunos gurus y consultores, con su monserga de que los directivos o los empresarios deberían dejar de ser tóxicos o cortoplacistas o murcianos y contratar sus servicios, y los medios de comunicación, aquí todos de partido y buscando la rentabilidad «contra» el otro.

Somos buenos uno a uno también, caso a caso, pero no porque estemos en Linkedin, donde la bondad se supone, como en todo el marketing. El marketing en social media, más si es el personal, sigue la norma procesal, nadie está obligado a declarar en su contra, y la norma práctica, nadie se va a molestar en declarar públicamente en mi contra. Abusando de la segunda hay quien se declara expresamente bueno en su actividad, sin contar con la versión de quien le despidió, de quienes le conocen o de quienes leen asombrados su osadía.

Tamaño nivel de unilateralidad infringe la primera norma, en la práctica es una declaración en contra de uno mismo que te puede poner de cara contra la mayor de las orfandades, el desempleo crónico, por varias razones. Primero por pasivo, que no hay pasividad mayor que la reactividad, funcionar por estímulo-respuesta y no entender la proactividad, estímulo-estímulo, que tanto vas a necesitar para tu próxima supervivencia como autónomo. Segundo por social y no entender los riesgos de la visibilidad en redes sociales, versión pataleta o chivatazo. Tercero, porque a tu edad ya deberías haber aprendido los dos anteriores. Para entonces recuerda que nunca es tarde si la dicha es buena y no ves otra salida y nuestro teléfono. Saludos.

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