Vivimos en tiempos de marketing. Los especialistas de marketing se han colado también en la búsqueda de trabajo. Los hay sensatos que vuelven su vista hacia el producto. La flor del verano sobre el tema es la marca acomplejada. Hay muchos participantes en la industria del entretenimiento que utilizan el concepto ‘marca personal’ sólo como reclamo, el gran mito actual, para vender luego otras cosas que pueden ser, también, la gestión del producto personal. Porque el gran tema hoy, en nuestra opinión de buscadores de empleo para personas que lo necesitan desesperadamente o quieren hacer otra cosa, es qué hacer cuando los mismos personal branders te dicen vete y vuelve con un producto de calidad, que se parece mucho a lo que te podrían decir dos ajenos a la revolución social media, cualquier empresario, ‘mire señor/a, yo compro servicios, no gaitas’, o tu abuela, ‘nene/a, todo lo que suena a milagro es mentira y además es falso, déjate de pelotazos y dedícate a trabajar’.
Sirva esto para iniciar la respuesta a la pregunta que muchos tienen en mente: ‘y después de la marca personal ¿qué?‘ Ya avanzamos que la respuesta vale también para el antes y el durante y versa sobre las actividades de un buscador de trabajo en las que un especialista de marketing no tiene nada que decir ni falta que hace. Si además encuentras respuesta a otras como ¿qué narices he hecho yo jugando a la marca personal con la falta que me hace un trabajo? o ¿qué narices tiene que ver la marca con el empleo? pues mejor. Iniciamos el recorrido.
Un lugar de partida bastante común es el profesional que se encuentra en la calle un día con toda una historia detrás y un ahora qué por delante. Salida estándar, un CV con la job description de cada puesto de trabajo y el temor de que se conozca la historia real. Y luego, a enviarlo a diestro y siniestro, que es pedir. El silencio del mercado te puede convertir en cliente de la industria del entretenimiento y empezar el tour por todos los pajares de moda para convertirte en el buscador perfecto. Cuando te percatas que esa industria vive de que no consigas trabajo has perdido unos meses o años o te has perdido definitivamente. Y puedes perder algunos más hasta que te enteres de qué narices estás vendiendo si lo que se compra ahora es otra cosa, a otro precio y te lo están birlando unos pimpollos. De marca, nada. Producto, producto, producto. Servicios, servicios, servicios. Y de personal, menos, el que paga manda y el (pimpollo) que no corre vuela. Esto es social y pura competencia. Si no le das al contratista lo que necesita, se lo das en su dialecto y en condiciones más atractivas que tus rivales, entonces sí que quedas marcado, para todo el mundo si eres online.
Estamos ante la primera gestión de producto, la optimización de tu catálogo de servicios. «Tienes que» definir qué necesitan y compran tus posibles empleadores-clientes ahora, no lo que pregonan las entidades profesionales o los gurus del sector sino lo que pagan los empleadores, mostrar entendimiento y visión de esas necesidades, proponer soluciones creíbles, con alguna base razonable de experiencia, individualizadas, en su lenguaje, más eficientes o atractivos que las de tus rivales, sostenibles para ti en el medio plazo… Tienes que. Ahí acaba el marketing. Lo que viene después es gestión de producto. Convertir tu CV en tu catálogo de servicios competitivo es un asunto de especialista de producto, tú.
Punto siguiente. El marketing personal de moda se queda en la eterna promesa. No tiene ni pasado ni futuro, se los pasa por el forro. Vende el eterno comienzo aunque hayas pasado horas extras toda tu vida por ir a lavar el coche a la empresa los sábados por la mañana. Puedes prometer, pues promete que eres tan bueno como todos los que aparecen en Linkedin. Nosotros tuvimos un blog Carreras 2.0 donde permitíamos comentarios anónimos sobre profesionales con presencia online. Lo cerramos asustados. El headhunting siempre ha tenido mucho de chismorreo cuando no de delación. Ahora Linkedin vende de pago el acceso a los que han coincidido con nosotros en alguna empresa, asumiendo que la verdad la contarán nuestros testigos. No hemos tenido nada que ver. La reputación siempre ha sido social.
El marketing alegre, ese que se te cuelga pegajoso después de estar unas horas en Twitter leyendo a especialistas en marca personal, apasionados del social media, coaches o coblogueros, ignora también el futuro inmediato, promete como si nadie fuera a aceptar la promesa, habla para parados de eterna duración. Hace bien en ignorar la entrega de servicios porque ahí muere el mal marketing personal y empieza el verdadero: resultados y experiencia de usuarios, o UX que dicen ahora los abrevialotodo. No eres lo que dices sino lo que haces. Casi avergüenza recordar a Perogrullo. Si al marketing personal le falta el capítulo de la gestión de la entrega de servicios quizás sea porque nada tiene que decir sobre sus dos componentes principales, el desempeño profesional y las relaciones interpersonales en el trabajo, dos aspectos comportamentales puros, pre-networking, para entendernos, en el que hay especialistas y auxiliares de clínica como en todo, certificados, por supuesto. El caso es que la entrega de servicios, en la fase ocupada del ciclo empleo-desempleo, es la que alimenta la reputación profesional real y la deseabilidad del catálogo de servicios, por lo que la optimización de la entrega de servicios es la responsabilidad personal más rentable del negocio individual.
La supervivencia profesional ha volado desde el CV, entendido como mérito acumulativo, a la venta de servicios, una actividad sin galones, interactiva, siempre nueva, y con competidores más jóvenes. Hemos pasado del egocentrismo al clientecentrismo y es duro. A quién no le tienta el egocentrismo, somos niños y nos gustan los caramelos, conseguir algo y echarse a dormir. La marca personal era un caramelo. El problema es que el mercado los quiere algo mayores, jóvenes eternos. Qué se le va a hacer. Lo primero, si no lo has hecho, es olvidar el +=&+$, más de lo mismo con más sueldo, y después prepararte para los vaivenes que conlleva la provisión de servicios, que es lo que hacemos casi todos. Qué mareo. Qué prisa tenemos porque todo cambie. No se puede querer que nuestras hijas adolescentes retiren su melena rubia con expresión muy seria para acercarse el último Samsung Galaxy a su orejita y crear un puesto de trabajo en Korea y al mismo tiempo esperar en el paro que remonte la crisis para volver a vender centrales analógicas. Así hemos liquidado las empresas que nos daban la nómina, estamos liquidando actividades profesionales respetables, nos estamos liberando de cualquier estigma de lo sólido, sean creencias o CVs, y ¿tú quieres que me marque? Quizás la supervivencia va en la otra dirección, o no, pero puede que sea más urgente la optimización del desarrollo profesional, sean competencias personales, servicios, enfoques, capacidades, otra vez cambio de comportamiento, trabajo de backoffice, sin visibilidad, a medio plazo… ¿Para qué quiero aquí un especialista de marketing?
Y finalmente, por hoy, en este maremagnum que es el mercado laboral ¿no habéis olido la necesidad? La necesidad y la solución. Cuando alguien tiene una necesidad y paga por la solución se monta un servicio. Si el solucionador es bueno la necesidad será pasajera y también el servicio, que sólo se repetirá si reaparece la necesidad y el cliente no encuentra otro solucionador más eficiente. Para perdurar no bastará con buscar clientes clónicos sino recrear la solución como actividad rutinaria. El concepto de ciclo de vida expresa lo pasajero de la necesidad, del servicio y del negocio y se manifiesta ahora de forma más brutal subrayando lo paradójico del empleo estable o del solucionador monosolución o del emprendedor forzado porque no emprendía, que han resultado ser ilusiones del final de un ciclo, el del período industrial, y que da pie a una optimización del negocio individual, desde la monosolución monocliente, que te puede eliminar del mercado, a la gestión sostenible de servicios y clientes que no se limita a la prestación o al marketing sino que incorpora como empresario el resto de funciones: gestión de producto, investigación de mercado, I+D, finanzas, etc. Pues eso, a optimizar. Saludos.
Imagen de http://frommyglasses.wordpress.com/2013/08/18/cinemagraphs/
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Hola McCormick
Últimamente parece que has metido la directa.
Añado a tu brillante exposición: si el cliente no está en el 2.0, no lo busques en el 2.0.
Un saludo.
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Un buen epílogo para esta perorata, sí señor. Saludos, Antonio.
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