Ayer a raíz de la presentación de los datos mensuales de empleo hubo algún representante sindical que en la radio se quejaba de que no se crea empleo estable. Todavía con ese cantar, santo cielo. Es el pretexto ideal para una lluvia de sarcasmos y latiguillos, pero no podemos, nos han deprimido. Dudamos mucho que utilizar el sueño del empleo estable funcione como enganche de afiliados o indignados. Y si es así, veremos qué hacen luego con ellos. Es como afirmar oficialmente: los sindicatos estamos fuera de la realidad, existimos por imperativo legal y porque nos pagan pero no sabemos para qué servimos. Y nos da pena, de verdad, porque podrían estar defendiendo ya el punto de vista de las personas en el trabajo actual y el que viene, no en la revolución industrial.
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