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Salvarse salvando y otras inocentadas

En estas entrañables fechas qué menos que hacer un canto a la colaboración y el entendimiento entre todos los que somos parte de una empresa o queremos serlo. Casualmente hoy es un día de inocentadas, pero no más que los demás días del año. La guardia, alta siempre, por si acaso.

Durante el año somos egoístas, muy egoístas. Se ha instalado en el subconsciente y en el social consciente lo de «el capitán y sus mujeres primero», que dijo el del Costa Concordia. Por si alguno no lo recuerda, el mandamiento prostituido decía «las mujeres y los niños primero».
Ahora ese capitán podría estar en la cárcel o en su casa haciendo su plan de branding personal, explotando su visibilidad, potenciando su valor diferencial, etc. El branding personal limpia, pule y da esplendor. ¿Inocentada o pesadilla?

O quizás registrando una asociación de defensa de los capitanes mayores de (ponga aquí su edad, lector) años, que tan brutal discriminación sufren en el mercado laboral, para conseguir cuotas obligatorias en las empresas para ese colectivo. Los afectados pueden entrar en la asociación previo pago de una cuota mínima pero ya. ¿Inocentada o realidad?

Más egoísmo. Buscamos trabajo pensando siempre en lo mismo, en dar lo mejor de nosotros mismos y conseguir lo mejor para nosotros mismos, dicho sea, con grave desprecio para los paganos. ¿Bajaría el paro si pensáramos en lo mejor para éstos? ¿Inocentada o realidad?

Volvamos al barco. ¿Cuántas empresas actualmente no navegan a la deriva o hacia una roca? Pensemos un momento en ellas, en estas entrañables fiestas, con el espíritu de los santos inocentes. Pensemos en el barco. ¿Alguien no escucha la alarma: «buscamos salvadores»? Mensaje para embarcados y para aspirantes. ¿Va ud. a salvarse o a salvarles?

Nuestra respuesta para estas fechas es sálvese salvando, que puede ser una inocentada o no, pero le será muy útil como marketing personal. Pero ¿cómo? Y aquí es donde vamos a echar mano de una reputada salvadora.

Primero, tire su job description a la basura, ese vestigio de la burocracia industrial-sindical que se quedaba obsoleto en cuanto se recibía, ese carnet de asalariado, paquete, lastre. El barco se está hundiendo para todos.

Segundo, aligere sus lastres.

Deje de hacer en su trabajo lo que a pocos importa, esos valiosos informes y análisis suyos que nadie utiliza. Pregunte a sus usuarios qué les parece más útil y modifique su producción.

Vaya al grano, vaya al negocio. «Bébase» los resultados que la empresa quiere conseguir y péguese a ellos ¿Cómo impacta su trabajo en esos resultados? ¿Cuánto gana o ahorra? ¿Cómo mejora la eficiencia y la competitividad? Si no puede ligar su trabajo con el negocio, su trabajo no es necesario, ud. es un lastre.

Aligere sus costes. ¿Cuánto le cuesta a la empresa su trabajo, incluyendo los costes ocultos generados por su actividad? Seguimiento, control, reformas. ¿Alguien más hace su trabajo? ¿Se puede hacer por menos? Si se limita a entregar su trabajo de la mejor forma que sabe pero no simplifica y mejora las consecuencias del mismo, es un lastre.

Tercero, la estrategia es suya también.
¿Qué ha cambiado en el mercado desde que hace ese trabajo? ¿Cómo han cambiado sus clientes y sus necesidades? ¿Y sus competidores? ¿Cómo ha cambiado la empresa en ese tiempo? ¿Qué pinta ud. en estas nuevas circunstancias? Si cambia su trabajo arrastrado por la empresa es un lastre. Le toca a ud. anticipar los cambios exigidos por el negocio de todos, proponerlos e implantarlos.

Crecer con la empresa. ¿Cómo ha crecido la empresa o planea crecer? ¿Qué parte de su trabajo es o será válido en una empresa más grande y qué parte no? Si piensa o piensan que hará lo mismo de la misma forma, es un lastre. O es ud. el que crea nuevos procesos escalables o le sustituirán por alguien con experiencia en empresas grandes.

Cuarto, sálvelos, ayude a otros.
Comuníquese mejor. Comparta más conocimiento. Enseñe a alguien a trabajar mejor, a promocionar. Ayude a alguien a creer que algo mejor es posible en esa empresa. Ayude más cuanto más insatisfecho se sienta en la empresa o en una función sin sentido. Dése a si mismo ese sentido, cambie el mundo de la persona a la que ayuda.

Pero no espere. Responder estas preguntas es parte de su trabajo. No espere que otros se las respondan, no espere instrucciones de sus jefes. Lastre o salvador. Usted verá.

La salvadora es Patty Azzarello, que fue DG de HP con 33 años y CEO a los 38.

 

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