La idea de planificar, el concepto de sostenibilidad, la creencia en la validez de modelos, provienen de la soberbia. Es un pecado muy extendido a finales del XX cuando la ciencia y la tecnología nos hicieron tan felices gracias a los inventores, los mass media y la producción industrial de bienes tecnológicos.
Dios vive en las nubes pero no tiene Cloud propiamente dicho. Así que el Hombre del XX tiene que continuamente mejorar la imperfecta naturaleza: nuestro sistema inmune es deficiente, necesita nuestros yogures con bichitos. Ya conocemos cómo se gestó el Universo y por tanto Dios es Innecesario. Dueños de ese saber y de tantos otros, eliminada su pesada y abusiva competencia, somos Dios.
Convertidas Ciencia y Tecnología en Religión, con nosotros como sacerdotes y cardenales, el siglo XX es la Moderna Edad Media, donde Savonarola es Al Gore, donde quemamos nuestros automoviles en las Hoguera de las Vanidades y nos bañamos en soja, el agua nueva de la eterna juventud.
Por tanto lo suyo es hacer un buen plan. Planificar supone conocer el entorno durante todo el ciclo de vida del proyecto, su estado, sus cambios, los riesgos y cómo responder a ellos. Incluir también azar y caos. Planificar supone conocer las tareas, las materias implicadas. Visión global, predictiva y mucha sabiduría. Fácil para el hombre divino del siglo XX. Tiene PC y TAC Helicoidal.
Sin embargo la realidad nos demuestra que los planes no funcionan. No se puede ceñir la realidad a un plan o un modelo. Nada es sostenible ni se puede alcanzar el equilibrio entre consumos e insumos. Malthus, ni idea machote. Ni somos Dios ni tenemos mucha idea de prácticamente nada.
En Economía el Socialismo fracasa porque está en un libro, porque intenta cuadrar una ecuación cuando no hay ecuación ni resultado. El Capitalismo triunfa porque es imperfecto, porque se adhiere a cada situación y a cada sociedad como un chicle a una tapiceria. Hasta puedes articularlo de alguna forma en China Popular y sobrevive a todas las crisis con o sin petróleo de por medio.
En Sociedad, Internet no nos ha hecho seres aislados sino que ha comunicado a personas que pocos años atrás no se hubieran conocido jamás. Ha sumado y no restado contactos a los contactos personales. Ha creado relaciones, mercados, empleos, productos, tecnologías… una sociedad. Un nuevo estilo de vida global.
En la Naturaleza el SIDA nos recuerda trágicamente que no podemos con los elementales y diminutos virus y que no estamos a salvo de las enfermedades infecciosas. El Genoma Humano grita que somos más herencia que ambiente, sólo que la herencia era desconocida y no podíamos calcular su impacto real. Un maremoto elimina en segundos nuestra sensación de impunidad y un volcán paraliza más eficazmente que cualquier huelga los aeropuertos de Europa. Somos minúsculos aunque nuestras pantallas LED nos hagan vernos grandes.
Así que un plan I+D+i a largo plazo es una ilusión de ser Dios del Siglo XX. Un plan I+D+i gestado hace unos años no habría tenido en cuenta el retorno de Steve Jobs a Apple y la aparición de los IPhone, iPad y demás. No habría podido incluir la conexión de Microsoft con Hadoop ni el universo Big Data. Ni el inmenso revolcón a la sociedad que ha provocado un estudiante con Facebook. Ni el impacto de las video consolas en el entretenimiento… y en la sanidad.
Lo intentamos primero con I, luego sumamos D y ahora aportamos i. Nunca ha funcionado.
En mi experiencia profesional un buen plan a largo plazo es el que cambia todos los días porque todos los días son diferentes en la realidad, mientras que en el Project su color es inalterable. Adaptar el plan continuamente para acabar en plazo y presupuesto es viable, elaborar un plan inmutable y perfecto apriorístico es una utopía. El largo plazo es un par de días. Mañana como mucho, si se publica tal nueva funcionalidad o si el cliente decide divorciarse y tomarse unos días libres para la mudanza.
Las hormigas viven en todos los continentes excepto la Antártida. Nosotros estamos incluso allí y como ellas no hemos seguido ningún plan. Las hormigas son anteriores a los Dinosaurios, una especie que no pudo adaptarse a un suceso inesperado que no estaba en el plan.
Hay una manía por planificar, por las mesas, los modelos, los foros que me pone enfermo por mi certeza en su fracaso y en el posterior lamento. Hagamos lo que se nos da bien: adaptarnos. Olvidemos el plan. Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Juan Pablo Rodríguez López
@JuanPabloRguez
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