Pensábamos cerrar el tema de la crisis permanente que nos ha caído encima, el fin del empleo y las nuevas relaciones con el trabajo, en el que empezamos a picotear hace dos años, pero no podíamos dejar de traer aquí a Lynda Gratton, (@lyndagratton) una de las personas que mejor ha planteado las relaciones adultas en y con el trabajo. Es la autora de The Shift: The Future of Work Is Already Here y del blog Future of Work, del que entresacamos lo que sigue.
La relación paternofilial entre empresas y empleados está siendo sustituída por una relación adulto-adulto. Esto lleva camino de sustituir como tópico histórico a «las personas son el principal activo de las empresas». Las circunstancias nos abocan a una maduración forzada en lo profesional. Nada fácil. Al perder la mano que nos guíaba nos caen unas cuantas responsabilidades nuevas, cinco, que tenemos que asumir para ser adultos en el trabajo.
Liberarse del entorno
Ella misma compara el entusiasmo que se palpa en la calle entre los jóvenes chinos y la sombría sensación de los jóvenes madrileños con un 40% de paro (¿tanto?). Son entornos diferentes y uno de ellos apabulla, marca psicológicamente, te acerca al «no hay salidas». De los entornos va a haber que liberarse. Va a haber que estar atentos y aprovechar las oportunidades donde se está y donde están. Los polos de progreso en el mundo están desplazándose. China e India, allí envía esta señora a su hijo antes de ir a la universidad. Los críos pueden esperar que sus padres les faciliten el mejor de los mundos. Los adultos se lo tendrán que crear ellos, a más de 40 kms de su vivienda, sí, probablemente.
Superar la infancia tecnológica
Lynda, en un estudio sobre la Generación Z, menores de 12 años, ha conseguido vídeos de niños menores de dos años manejando correctamente el Ipad y Skype y entusiasmados con los hologramas. Tú, quizás, dejas que tu hija de 2 años te descubra nuevas funcionalidades de tu smartphone, como nosotros. Pues bien, ese entusiasmo tecnológico no es exclusivo de los infantes. También se da por encima de los 40, como ella ha comprobado en una encuesta reciente sobre tecnología y productividad. ¡Existen tantas posibilidades de mejorar nuestra productividad individual y capacidad de innovación! Muchos nos compramos los cacharros tecnológicos sin esperar a que lo haga la empresa. ¿Esto es irrelevante? Bueno, hablando de adultos, los padres compran a sus niños sus ordenadores. Los adultos deciden sus compras.
Controlar tus competencias
Otra experiencia, esta vez con la Generación Y, veinteañeros, de una firma de servicios profesionales. 1500 de ellos, de todo el mundo, participaron en conversaciones por videoconferencia sobre su experiencia laboral. Estos jóvenes definen el trabajo por las oportunidades de aprendizaje. Un buen trabajo es el que permite un trabajo estimulante con compañeros competentes. El mal trabajo está bien pagado pero a la larga erosiona tu capacidad intelectual. Bueno, pues se están preparando para el mundo laboral que tenemos encima, donde sólo cabe desarrollar continuamente nuevas habilidades y mejor en más de un área. Trabajar para comprar cosas que me hagan feliz sería el paradigma infantil tradicional y cortoplacista. Ser adulto sería trabajar para aprender cosas que me mantengan competente a medio plazo. Y, como en este caso, adulto no es una cuestión de edad.
Afrontar nuevas realidades
El modelo de vida laboral de tus padres ya no sirve. Vamos a vivir más años y peor que ellos. Los empleadores no se van a preocupar de nuestra tranquilidad a largo. Tenemos delante de nuestras narices varios asuntos nuevos.
1) Vamos a tener que gestionar nuestra carrera pensando que vamos a trabajar a los 70 por lo que tendremos que ser competitivos a los 69. En unos años, los 45 serán el ecuador de la vida laboral, y los mayores de esa edad serán mayoría.
2) La seguridad financiera a largo y a corto la vamos a tener que administrar cada uno. Los períodos previsibles de inactividad que adornarán nuestra carrera y las perspectivas sobre pensiones van a dar otro sentido al ahorro. Los chinos están ahorrando ya el 40% de lo que ingresan.
3) Los tiempos de la abundancia para todos pueden no volver. Tenemos productos para todos sin que trabajen todos. Mientras no se resuelva la cuestión del reparto vamos a tener que vivir más ligeros, con menos consumo y menos cargas.
Es diferente y no estamos preparados. Ser adulto es asumirlo y tomar las decisiones correspondientes.
Sacar todo el partido al futuro
No todo es tan cutre como el punto anterior o la situación española actual. También tenemos delante unas cuantas brillantes posibilidades, por lo menos cuatro:
Una vida laboral más larga, más saludable y más productiva.
Vamos a trabajar más desde casa y mucho más flexiblemente.
Vamos a relacionarnos con todo el Mundo gracias a la tecnología de la inteligencia colectiva.
Vamos a poder entregar a la tecnología los trabajos más rutinarios y reservar para nosotros las tareas más significativas y el desarrollo de la habilidades personales.
Puedes viajar en dirección a estos puntos o no y hacerlo a más o menos velocidad. Cada vez existen más posibilidades de llevar esa vida laboral más plena y más satisfactoria, pero nadie te la va a procurar. Como adulto, no la esperes, ponte en marcha.
Leer más: «Lynda Gratton: Quien quiera un trabajo deberá inventarlo a su medida», El País Semanal, 11/03/2012
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