Hay empresas que no revelan su nombre más que a los candidatos que reciben oferta de trabajo, esto es, después de una criba de CV’s, una entrevista telefónica, una entrevista presencial, una sesión de tests psicotécnicos y otra de pruebas técnicas. No es menos sorprendente que, aunque algunos protesten, los que se niegan a aceptar tamaño secretismo no sean más que uno entre doscientos. Más normal es que los procesos de selección se conviertan, según la suerte que tengas, en encuentros con un frontón o sesiones de venta de la empresa o del puesto con el objetivo de cubrirlo cuanto antes. Si en la selección interviene algún intermediario externo, acceder a fuentes directas de información relevante sobre las condiciones de trabajo sólo quedan al alcance de los finalistas, justo el momento en que acechan pudores del tipo «si he llegado hasta aquí, no lo voy a estropear con preguntas difíciles». Total, que no es difícil que entres a ciegas, sin saber dónde te metes. Y no es un cita para una tarde, es una boda a ciegas.Hasta los que vivís el trabajo como un castigo divino, por culpa de una fresca a la que le gustaban las manzanas, tendríais conversación para unos cuantos minutos si os preguntaran sobre vuestra pareja ideal, pero si os dijeran qué características debería tener vuestra actividad ideal, a la que es fácil que dediquéis más horas que a la pareja, ¿qué diríais además de un buen sueldo y un contrato fijo?
Los amantes de la buena vida (profesional), y no nos referimos al Jesús de Camera Café, tienen tendencia a buscarse «trabajos» que cumplan, en mayor o menor grado, una serie de requisitos que tradicionalmente se asocian con la satisfacción laboral:
1. Retos, o sea, responsabilidades que les pongan a prueba y les permitan desarrollar sus habilidades. Lo contrario sería vivir sin dar palo al agua. Dirigir la construcción de una refinería en Indonesia después de haber dirigido la construcción de 12 chalets es un ejemplo.
2. Variedad, de tareas y uso de múltiples competencias personales. Lo contrario sería la rutina. En una pequeña asesoría un abogado tiene tareas más variadas que en el departamento de fusiones de un gran despacho.
3. Impacto de sus resultados, efectos en más o menos personas dentro o fuera de la organización. El impacto en un gran despacho suele ser mucho mayor que en una asesoría de barrio simplemente por el tamaño de las empresas clientes.
4. Autonomía, a la hora de organizar y realizar su trabajo, ser el autor de los resultados. El médico rural tiene menos medios pero más autonomía que el MIR de un gran hospital.
5. Resultados visibles, que sean patentes los resultados y la eficiencia de su actividad. El bombero tiene muy claro cuándo ha apagado el fuego. El consultor de desarrollo organizacional nunca está seguro de que se haya producido el cambio en la empresa o se deba a sus esfuerzos.Algunos exigen también:
6. Trabajo en equipo de verdad, en proyectos multidepartamentales, grupos especiales, etc. y no coordinación entre departamentos que se llevan a matar, ó
7. Hablar con mucha gente, no toleran el trabajo de despacho
Y es que no hay dos amantes iguales, todos son muy suyos.Esta investigación tiene más sentido cada vez. Las empresas que quieren sobrevivir necesitan respuestas ágiles y flexibles a las necesidades cambiantes del mercado. Topicazo. ¡Gooong! No hablamos de que una empresa de paquetería tenga que enviar los paquetes lo más rápido posible, sino de que una empresa de ordenadores deje de fabricar ordenadores y se convierta en una empresa de externalización de servicios. Si en la antigüedad las empresas organizaban su actividad en paquetes de funciones estándar etiquetados con un nombre de empleo, estándar también, y contrataban ocupantes para cubrir esos empleos, en las nuevas circunstancias agrupan su actividad en paquetes de servicios o trabajos a realizar en función de las necesidades del momento. La composición de esos paquetes es variable, se saca al mercado con etiquetas de lo más creativas y atractivas y se contrata la prestación del servicio o trabajo, aunque se firme un contrato de trabajo indefinido. Algunos dicen que estamos pasando de la economía de los empleos a la economía de los trabajos.
Los amantes de la buena vida (profesional) buscan, además, empresas o departamentos donde haya un «buen» ambiente laboral:
a El nivel de exigencia al personal sea alto, pero sin llegar al caos organizativo
b Se recompense y reconozca el trabajo bien hecho
c Interés y colaboración entre compañeros
d Jefes asequibles, que se interesen por tí y tu desarrollo, que ayuden en caso de problemas
e Se apoye e incentive la iniciativa, la proactividad, la creatividad, las ideas nuevas, las ganas de hacer cosas
f Se acepte un grado razonable de riesgo y error
g Un trato equitativo para todos
h Flexibilidad horaria, de sitio de trabajo, que no te pongan morros si algún día tienes que llevar el pequeño al médico o ir a la entrega de diplomas
i Etc.
Si llegados hasta aquí estamos de acuerdo en reequilibrar algo el desequilibrio informativo del comienzo no habremos perdido el tiempo en esta calurosa mañana de paquetes. Si ellos, los candidatos a contratar tus servicios, conocen perfectamente las condiciones en que gestionan su negocio, para reequilibrar la balanza, no estaría mal que empezaras conociendo las condiciones que más favorecen «al tuyo», a la empresa unipersonal de servicios que eres aunque hasta ahora no te hayas visto así. Sí, hombre, mujer, estamos sugiriendo que te plantees cómo podrías ser más feliz en «tus trabajos» ya que el buen sueldo y el contrato fijo no los vas a encontrar fácilmente. No te estamos tomando el pelo. Te lo decimos con humildad y dispuestos a ayudar.
De cómo conseguir la información que te interesa hablaremos otro día. Pero, por favor, no te cases a ciegas.
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telepizza a tiempo parcial, ese es el trabajo ideal. O responsabilidad. O problemas. Comida gratis.
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