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A los mejores no los quieren en ningún sitio

Ayer, el talento recibió un nuevo ataque. Esta vez en el suplemento neoyorquino de El País. La clave del éxito profesional está en la «mentalidad de desarrollo» más que en el talento, según la psicóloga Carol Dweck. En su libro «Mindset: The new psychology of success», dice que la «mentalidad rígida» de los que nacieron con coco y dones, que suelen estar demasiado preocupados por parecer listos y no cometer errores, no les permite alcanzar todo su potencial.

El calvario de los mejores continúa. Ella arremetía contra la contratación de «mejores» certificados en escuelas de «mejores», tipo Wharton [pronúnciese uaártn], la mayor fábrica de arrogancia del mundo, casi todos alt@s, guap@s y pij@s; MIT o Harvard, donde es obligatorio el «eeem, eeem» mayestático entre palabras.

A los mejores, estereotipo «número uno de la clase«, nos los comemos con patatas en cuanto los vemos aparecer. Son los candidatos número uno al acoso más cruel, y más si vienen de «protegidos de». No les dejamos ni silla. Eso decía un número uno en derecho, económicas y las oposiciones a técnico comercial del estado, con primer destino Bruxelas. Cayó en depresión tras verse incapaz las primeras semanas de conseguir silla en la sala de reuniones. La terapia fue muy breve. Su traspaso a la mentalidad de desarrollo comenzó con la idea de comprarse una banqueta plegable.

Los mejores del modelo «clase número uno«, o sea, por familia, por herencia y por ende, no llevan una vida asalariada más leve. Tienen refugios, banca privada, banca de inversiones, pero ahí no caben todos. La salida del emprendizaje financiado familiarmente es un alivio bastante común.

Los mejores del tipo «el más listo«, con experiencia de la vida, consumados deportistas, buenos vendedores, las mejores artimañas, hábiles manipuladores, campeones mundiales de networking, siempre se han atraído los deseos de venganza de los que se han sentido utilizados y defraudados, y algunos han acabado malparados.

Los mejores en la modalidad «experto» son los que peor lo están pasando hoy en día. Tuvieron su época cuando el saber era algo que se sacaba de un pozo profundo tras dedicarle mucho tiempo. Ahora cualquiera que sea más veloz que tú con el teclado y con google podría darle una patada a tu «expertez» si no fuera porque ésta dejó de tener interés a los pocos días. Y eso es lo peor. Algunos se están reciclando a e-profesores: portátil con cañón en el aula, exponen sobre enlaces que van abriendo mientras hablan, responden las consultas abriendo nuevos enlaces sobre la marcha y como resumen de la clase envían por e-mail a los alumnos la lista de enlaces utilizados.

A los mejores, por mucho que la propaganda corporativa lo vocee, los quieren en muy pocos sitios. La misma alta dirección al recibir la terna de candidatos eligen a los que no les puedan hacer sombra en los próximos tres años. Y la sufrida dirección intermedia, hartos de reducción de costes y polivalencia, aunque te encarguen jóvenes con máster e inglés lo que quieren es alguien que coja el teléfono y procese textos y luego ya veremos. Bueno, si de paso les colocas al hijo de la prima que no se quitan de encima, pues mejor.

Así que si crees que lo eres, casi mejor que no se te note. Sobre todo al principio. La fase de llegada es una serie de exámenes que hay que pasar y son todos diferentes: tu jefe, tus compañeros, los jefes del jefe, los compañeros de otros departamentos, el personal no cualificado… Y el examen de «mejor» no te interesa aprobarlo más que con tu jefe, sólo en el afortunado caso de que él tenga mentalidad de desarrollo.

A los mejores no los quieren. Quieren a los que mejoran, a la gente con mentalidad de desarrollo, que es ahora, ya sabes, la clave del éxito profesional: la mentalidad de los que se ocupan en aprender, desarrollar capacidades, afrontar todos los retos, sin prejuicios ni castillos que defender, vivir el cambio y vivir en cambio para dominar el cambio.

Remate:
Mentalidad rígida              vs. mentalidad de desarrollo
Miedo y sufrimiento                vs.            valor, aprendizaje y satisfacción
Resignación                             vs.             intento la solución
Verdad única                           vs.         cada persona su verdad
Siempre…, nunca…                vs.         depende…
Juzgo: bueno, malo            vs.            analizo: pros, contras
Blanco o negro                  vs.             grises y colores
Creer, fe                          vs.                pensar, razonamiento
Dogma                                vs.             información y opinión
Las cosas como son            vs.     las cosas, como las veo, y se pueden cambiar
Las cosas se hacen bien o no se hacen        vs.    tengo derecho a equivocarme
Personas superiores e inferiores             vs.      todos somos iguales
Es que yo soy…                        vs.                 yo hago y aporto, aquí y ahora
Es que yo sé…                       vs.                 yo aprendo por mí mismo, si no te importa
Yo tengo                                vs.                yo disfruto
Yo vivo de las rentas                 vs.              yo me lo trabajo aquí y ahora
Tienes que respetarme               vs.            el respeto me lo gano todos los días
Yo mando, tu obedeces                 vs.           yo me mando solito y puedo colaborar
Todo son problemas                      vs.            háblame de soluciones
Temo la inseguridad           vs.         seguro de mí mismo, controlo mi inquietud
Busco un trabajo fijo                   vs.        no existen
Tengo miedo al cambio                vs.         quiero mejorar, desarrollarme
Tengo miedo al fracaso, a caer         vs.        cada vez me levanto mejor
Busco la seguridad                     vs.             busco la felicidad
No me muevo                        vs.               te va a dar artrosis
Quiero explotarte                vs.             podemos colaborar y ganar los dos
Intento engañarte                  vs.             negociemos, busquemos el acuerdo
Maniobras por la espalda            vs.          con la cara por delante
Medias tintas, ya veremos            vs.             clarito, clarito
Yo hago la pelota                     vs.              yo trabajo competentemente
El antojo del jefe                         vs.             mis aportaciones y resultados
Resignación a la mediocridad           vs.         quiero lo mejor para mí y para todos
Yo soy bueno, tú malo            vs.               los dos somos mejorables
Yo soy el mejor           vs.         no lo voy a comprobar, estoy ocupado en mejorar
Arrogancia                      vs.                 sencillez
A priori                             vs.                  a posteriori
Niego mis defectos              vs.               los asumo y trabajo para superarlos
Niego mis emociones        vs.         disfruto las positivas, controlo las negativas
Odio al pecador                        vs.             odio el pecado, amo al pecador
Eres mi enemigo                           vs.          eres mi amigo y piensas diferente
Me molesta que me lleven la contraria        vs.      a mí también, pero me controlo
¡Qué caracter!                             vs.            se irrita quien no consigue entender

 

Más sobre lo mismo: The Problem with Being a Top Performer. Scientific American. 07/2017

1 comentario

  1. Pienso que los listos están en desventaja dentro de un mundo de «no-tan-listos» y en este preciso momento, parece que la sociedad está valorando más la cantidad que la calidad.
    Así como para reafirmar la teoría del post, he de confesar que cada vez que empiezo en una nueva empresa he aprendido a adoptar actitudes de «bajo perfil» (buscando parecer no tan listo [bueno, no es que lo sea tanto]) de forma de evitar los ataques frontales que seguro empezaré a recibir una vez muestre algún signo de «listidez» (esa me la inventé)…y así paso una buena temporada hasta que poco a poco empiezo a «colar» en el ambiente laboral y finalmente decido que ha llegado la hora de «sacar las garras»…
    Me gustó eso de que «A los mejores no los quieren. Quieren a los que mejoran», me parece que le puedo dar una buena aplicación en mi ámbito laboral particular.
    Slds.
    SM

    Me gusta

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